El cambio de hora desajusta el reloj interno: investigadores revelan cómo volver a sincronizarlo

De Elke Richter

Múnich - El próximo fin de semana hay cambio de hora, y pone fuera de ritmo el reloj interno de millones de personas.

Cómo la luz de la mañana ayuda a sincronizar el reloj interno después del cambio de hora, y por qué por la noche es importante reducir la intensidad luminosa.
Cómo la luz de la mañana ayuda a sincronizar el reloj interno después del cambio de hora, y por qué por la noche es importante reducir la intensidad luminosa.  © Marijan Murat/dpa

Si ocurre de vez en cuando, no es un problema grave. Pero si se vuelve permanente, puede desencadenar enfermedades, como explica Manuel Spitschan de la Universidad Técnica de Múnich , quien investiga los efectos de la luz en el ser humano y su salud .

«El reloj interno le dice, por ejemplo, a nuestro metabolismo: “Ahora es un buen momento para procesar los alimentos”», comenta Spitschan, que también trabaja en el Instituto Max Planck de Cibernética Biológica en Tubinga.

El próximo cambio de hora es relativamente fácil de tolerar, ya que «ganamos» una hora. En primavera, en cambio, muchos querrían seguir durmiendo una hora más, pero no pueden porque el despertador suena antes de lo habitual.

Según Spitschan, la solución principal es la luz: «Si recibimos luz por la mañana, esto tiene un efecto de apoyo. Es decir, nuestro reloj interno se adelanta y nos ayuda a comenzar el día con energía».

Lo mismo ocurre por la noche: para conciliar el sueño, es útil evitar la exposición a luz muy brillante durante aproximadamente tres horas antes de acostarse.

Cambio al horario de invierno: el reloj interno es esencial para el ritmo día‑noche

En la noche del 25 de octubre de 2025 al 26 de octubre de 2025, el reloj se retrasa de las 3 a.m. a las 2 a.m.
En la noche del 25 de octubre de 2025 al 26 de octubre de 2025, el reloj se retrasa de las 3 a.m. a las 2 a.m.  © Rolf Vennenbernd/dpa

"Si el reloj interno se retrasa, tiene consecuencias en el ritmo día‑noche", explica Spitschan. Además, debe sincronizarse regularmente con el mundo exterior. Porque, según la persona, un día cronobiológico no dura exactamente 24 horas, sino entre aproximadamente 23,5 y 24,5 horas.

Para ajustar el reloj interno, la luz es fundamental, señala Spitschan. "Si recibimos mucha luz durante el día y poca durante la noche, creamos las mejores condiciones para que nuestro reloj interno se sincronice correctamente".

También pueden influir estímulos del entorno o de nuestro propio comportamiento en la señal de sincronización. "Por ejemplo, si ceno tarde o hago ejercicio, eso puede hacer que el reloj interno se desplace". Las estructuras sociales también forman parte de ello.

"Si no tuviéramos obligaciones sociales, probablemente no nos molestaría vivir según nuestro propio reloj interno", explica Spitschan. "Pero somos parte de la sociedad, donde hay que ir al trabajo o llevar a nuestro hijo al jardín de infancia".

Si tienes que estar despierto en el momento en que deberías dormir, tu rendimiento cognitivo disminuye, la termorregulación se ve afectada y los tiempos de reacción son más lentos. Además, los trabajadores nocturnos tienen un riesgo comprobado de sufrir ciertos problemas de salud.