Asunto de corazón: Así los médicos de Magdeburgo salvaron vidas
De Annette Schneider‑Solís
Magdeburgo – Desde hace más de dos años, la cardiología del Hospital Universitario de Magdeburgo mantiene una cooperación con la Universidad Estatal de Armenia en Ereván.

Ahora se ha tratado con éxito a un paciente armenio en Magdeburgo.
Arsen Minasyan está sentado en su cama en la clínica de Cardiología y Angiología de la Universidad Otto von Guericke de Magdeburgo. Al armenio se le pueden ver alegría y gratitud.
Solo tres días antes se había sometido a una intervención grave. Ahora ya puede caminar sin problemas.
«No se parece en nada a antes», dice el hombre de 42 años. «Estaba constantemente cansado y agotado, apenas podía caminar, incluso hablar me agotaba. Ahora todo va mucho mejor».
Desde hace más de dos años la cardiología de la Universidad Otto von Guericke de Magdeburgo mantiene una asociación con Armenia. La médica Naira Yeritsyan, que trabaja en Magdeburgo, estableció el vínculo con su país natal, donde la insuficiencia cardíaca es un problema frecuente.
La asociación clínica incluye, además de una Spring School en Ereván, la visita de médicos y enfermeros armenios a Magdeburgo y un intercambio mensual de casos graves.

Cardiólogos: “Estábamos preparados para todo”.

En la presentación, los médicos armenios también expusieron el caso de Arsen Minasyan, quien sufrió un infarto en noviembre de 2024.
«El infarto impide que ciertas partes del músculo cardíaco bombeen sangre al resto del cuerpo», explica el director de la clínica de Magdeburgo, Rüdiger Braun‑Dullaeus, «por eso otras zonas deben trabajar más, el corazón se agranda y las válvulas no se cierran correctamente». La consecuencia: el organismo ya no recibe suficiente oxígeno.
Arsen Minasyan fue tratado con medicamentos en Armenia. «Sin embargo, su estado siguió deteriorándose, de modo que solo quedó una intervención: aproximar la válvula cardíaca entre la aurícula izquierda y el músculo del corazón mediante clips», señala el cardiólogo Alexander Schmeißer.
Los cardiólogos hubieran preferido realizar el procedimiento en Armenia, pero la técnica, que lleva años establecida aquí, aún no está aprobada allí. Por eso el paciente fue trasladado a Magdeburgo.
Un fabricante de tecnología médica patrocinó el catéter, cuyo coste ronda los 20 000 euros; el hospital universitario asumió los gastos de la hospitalización, y los costos de viaje del paciente, su esposa y una médica fueron cubiertos con fondos externos de la cardiología de Magdeburgo.
«Dado que la función cardíaca estaba muy comprometida, estábamos preparados para cualquier eventualidad. También teníamos máquinas de soporte cardíaco listas», relata Schmeißer.
La decisión de proceder, a pesar de los riesgos, se debió a que Arsen Minasyan, con 42 años, es relativamente joven y, con el tratamiento, podría alcanzar una calidad de vida mucho mayor», explica Braun‑Dullaeus.