Pieve di Soligo (Italia) - Cualquiera que haya ido alguna vez a la oficina sabe cómo es. Primero se toma un número y luego hay que esperar, una larga espera. Para acortar este tiempo de espera, un alcalde ha tomado ahora una medida que molesta a muchos de sus empleados.

Según el periódico local italiano "Corriere del Veneto", Stefano Soldan, alcalde de la pequeña ciudad italiana de Pieve di Soligo, en el norte del país, ha prohibido todas las máquinas de café del ayuntamiento y la biblioteca.

Explica: "Los ciudadanos esperan poder hacer sus trámites mientras el personal se queda charlando en las máquinas de café".

Resulta que algunos ciudadanos se habían quejado con antelación a Soldán de los largos tiempos de espera. En un principio, él había advertido a sus empleados y les había pedido que se abstuvieran de tomarse una pausa excesiva para el café durante las horas de trabajo, pero esta admonición no tuvo mucho éxito.

Por ello, Soldan decidió, con gran pesar, prohibir las queridas máquinas expendedoras de los edificios.

Dice humildemente: "Es una decisión que desgraciadamente afecta a todos los empleados municipales, aunque sólo unos pocos hayan sido el problema".

El informe continúa diciendo que no sólo los ciudadanos, sino también algunos colegas se han quejado de los empleados de sus cafeterías porque les distraen en el trabajo con sus conversaciones. Naturalmente, la drástica medida del alcalde causó furor y algunos empleados presentaron una queja a través de un representante sindical.

Mientras tanto, el alcalde Soldán ha señalado que la gente puede hacer sus pausas para el café como de costumbre. Sin embargo, ahora tienen que fichar e ir a una cafetería cercana, "pero no nos faltan", dijo.