Los Ángeles (EE. UU.) – En realidad, Suze López (41) estaba a punto de someterse a una operación arriesgada para extirpar un enorme quiste ovárico. Lo que ni la paciente ni el equipo médico sospechaban: en los últimos nueve meses había crecido algo increíblemente inesperado.

Durante los preparativos para la intervención en su útero, se realizó rutinariamente también una prueba de embarazo. Entonces el shock: el resultado fue positivo. “Estaba acostumbrada a tener periodos muy irregulares y leves molestias abdominales”, explica la mujer de 41 años en una comunicado del hospital “Cedars‑Sinai Medical Center”.

Durante 17 años la estadounidense intentó sin éxito tener un segundo hijo. Sin embargo, el tumor de 10 kilogramos que tenía en el ovario le hacía pensar que era imposible.

Cuando la noticia del embarazo inadvertido se asimiló parcialmente, a Suze le comenzaron a doler intensamente el abdomen unos días después. Las investigaciones posteriores revelaron la magnitud de lo que parecía un embarazo imposible.

“Suze estaba embarazada, pero su útero estaba vacío, y una enorme quiste ovárico benigna de más de nueve kilogramos ocupaba gran parte del espacio”, explica John Ozimek, director médico del servicio de obstetricia. Se constató que, en un pequeño espacio del abdomen, cerca del hígado, había un bebé casi completamente desarrollado. El trasero del niño descansaba sobre el útero. “Un embarazo tan alejado del útero y que sigue desarrollándose es extremadamente raro”.

Durante el embarazo, el tumor se desplazaba cada vez más hacia adelante, y Suze temía que la quiste creciera, sin saber que se trataba de su propio hijo.

El raro fenómeno de este embarazo se denomina embarazo ectópico abdominal. El embrión se desarrolla fuera del útero. El oncólogo ginecológico Dr. Michael Manuel del Providence Cedars‑Sinai Tarzana Medical Center describió el caso como “increíble”.

“En toda mi carrera nunca había escuchado que un bebé [en estas condiciones] sobreviviera tanto tiempo durante el embarazo”, afirmó el especialista.

Quedó claro rápidamente que se necesitaba un gran equipo para traer al bebé al mundo, extirpar el quiste y que la madre saliera sana del procedimiento. En total, 30 médicos estuvieron presentes cuando nació Ryu López, con 3,6 kilogramos.

Su madre perdió mucha sangre durante la intervención, pero los médicos estaban preparados. “Sin embargo, fue una situación muy intensa”. El pequeño Ryu también tuvo algunos problemas de salud, pero logró superarlos en los días siguientes.

Para el esposo de Suze, Andrew, todo sigue siendo un “milagro”. “Muchas oraciones fueron respondidas”.