California (EE. UU.) - Este destino parte corazones: Durante una semana, un pequeño perro perdido vagó por las calles.

Como la rescatista de animales Suzette Hall informó en su cuenta de Instagram, el perro vagaba de un lugar a otro y buscaba desesperadamente restos de comida.

Encontraba de vez en cuando platos y latas vacías, pero casi no había nada comestible para él. Sólo un poco de pan duro lograba ponerse entre los dientes.

Cuando la estadounidense descubrió al peludo hace unos días, se le partió el corazón: “ estaba tan sucio, tan enmarañado, tan invisible para el mundo que pasaba a su lado”.

Constantemente intentaba esconderse en los rincones de la calle para no sufrir un accidente de tráfico.

“Y entonces lo vi. Esos ojitos que me miraban como si suplicaran que alguien, al fin, los notara”.

Hall empezó de inmediato a colocar la jaula que había traído. Luego intentó atraer al animal con algunos bocadillos: “Anhelaba algo mejor que solo pan. El olor de las salchichas de Viena era simplemente irresistible”.

Aunque todavía estaba muy asustado, después de unos días no pudo resistir más el hambre que sentía en el estómago.

Seguíó el rastro de las salchichas y pronto terminó dentro de la jaula de su rescatadora: “La puerta se cerró tras de él, y en ese momento dejó de ser un perro callejero olvidado. Estaba a salvo. A salvo en mi trampa. A salvo de los coches. A salvo de la soledad. A salvo de todo lo peor que podría haberle ocurrido”.

Con el pequeño perro a cuestas, Hall se dirigió lo antes posible al veterinario. Ahora le corresponde a ella encontrarle una nueva y amorosa cesta para siempre a su protegido.