La familia se sorprende de que el perro mayor no quiera jugar con los cachorros: Poco después, les falta el aliento
Red Deer (Canadá) - Cuando su perro bernés "Bunsen" de repente dejó de jugar con su hermano menor Bernoulli, una familia de Canadá temió que los dos perros ya no se llevaran bien. Pero era mucho más grave.

Lo que nadie sabía: el perro mayor estaba en ese momento muy cerca de la muerte sin que nadie se diera cuenta.
Junto con sus compañeros animales Beaker, Bernoulli y Ginger, Bunsen había ganado una gran base de fans en las redes sociales en los últimos años. Sus dueños habían decidido compartir, además de la vida diaria de los cuatro, interesantes hechos científicos.
Así que no fue nada especial ese día cuando el dueño de Bunsen lo grabó con su teléfono móvil. Durante la grabación, el canadiense se dio cuenta de que el perro bernés no quería jugar con el pequeño cachorro Bernoulli, que en ese momento estaba pegado a su lado y mendigando.
Tan solo tres días después se descubriría por qué Bunsen se comportaba de manera tan distante: ¡el cuadrúpedo estaba mortalmente enfermo!
Poco después de la grabación, sus dueños notaron que su cabeza parecía desplomarse. Cuando luego tuvo que vomitar sin control y no pudo acostarse, lo llevaron inmediatamente al hospital. Allí se descubrió que en el cuerpo del perro había crecido una enorme quiste de forma silenciosa.
Un quiste gigante crece sin ser detectado en un perro

Incluso los médicos experimentados nunca habían visto algo así, recuerdan los dueños de Bunsen en un video en Instagram . Pronto quedó claro que la quiste debía ser eliminada.
Los dueños de Bunsen se despidieron de su perro antes de la operación con el conocimiento de que podrían estarlo abrazando por última vez vivo.
En una intervención complicada, los médicos lograron eliminar completamente la quiste de 4,5 kilogramos, que ya se había fusionado con el corazón y el hígado. Más tarde se descubrió que un gusano solitario había causado la quiste en el abdomen del perro Bernés .
Después de la operación, Bunsen mejoró rápidamente, y dos meses después pudo jugar de nuevo con Bernoulli.
Hoy en día, a sus dueños les queda claro que su perro no rechazó al cachorro, sino que luchó por su vida. "Lo que vimos fue que la distancia de Bunsen solo significaba que estaba haciendo todo lo posible para aceptar al pequeño", escriben en Instagram.