Perro policía Juno: Lleva tanto tiempo trabajando para los agentes.
Hamburg - Son impresionantes, rápidos, fuertes y eficientes: los perros de protección de la Policía . En caso de emergencia son un amortiguador para los agentes y, para sus manejadores, el mejor amigo. TAG24 acompañó al dúo Juno y Talli durante un día.

La perra tiembla por todo el cuerpo, jadea y le sale saliva de la boca. Parece agitada, pero está increíblemente concentrada. La perra de servicio se llama Juno, tiene 2,5 años y fue contratada por la ciudad de Hamburgo cuando aún era una cachorra.
Su correa la sujeta Talli, la adiestradora de perros de la policía. Ella también está muy concentrada, porque sabe que si suelta a Juno ahora, la perra apenas podrá distinguir entre amigo y enemigo, policía y delincuente.
El dúo se encuentra en una casa abandonada en Hamburg‑Spadenland. En el primer piso se esconde un ladrón. “Aquí está la policía. Traemos un perro”, grita Talli dentro de la vivienda deteriorada. No hay respuesta. Ese es el señal para Juno. La perra se lanza, revisa habitación tras habitación, y el golpeteo de sus patas sobre el suelo polvoriento se aleja.
“Ahora sube”, dice Talli. La perra ha tomado el rastro: adrenalina, sudor de miedo, huellas del agresor. La tensión se percibe. Entonces los agentes oyen a Juno ladrar; segundos después, gritos resonan por la casa. “¡La tiene!”, dice Talli.
Los policías corren arriba, donde la perra de servicio ha inmovilizado al ladrón. Los dientes se hunden profundamente en la ropa. El hombre no resulta herido, lleva una protección en los brazos. El supuesto ladrón resulta ser un instructor; el escenario es un ejercicio.
El instructor sigue gritando para que la escena del perro de protección sea lo más realista posible.
Talli: “Donde el ser humano y la tecnología llegan a sus límites, se emplea al perro”.

Cuando Talli Juno se agarra y el supuesto ladrón es fijado por su compañero, la perra suelta inmediatamente al recibir la orden. No quita la vista del “ladrón” y vuelve a morder en una fracción de segundo al recibir la orden de seguir.
El instructor suelta la protección del brazo, que Juno lleva con gran orgullo poco después del ejercicio. Ha hecho bien su trabajo.
Todo el escenario formó parte de una de las capacitaciones a las que actualmente participan regularmente los 37 perros de servicio de Hamburgo junto a sus manejadores. Sirve para prepararlos para situaciones reales. “Cuando el ser humano y la tecnología llegan a sus límites, se emplea al perro”, explica la joven de 32 años.
Cuando los manejadores de perros de servicio están de patrulla, escuchan la radio y actúan cuando consideran útil el despliegue de los perros, o cuando son llamados por sus compañeros. Persiguen a delincuentes fugitivos, asaltan edificios, buscan armas o explosivos.
Juno vive en una casa con dos gatos y un caniche
Los perros de servicio viven con sus manejadores.

«Juno es muy trabajadora, muy concentrada. Ni siquiera tengo que motivarla. Eso surge entre nosotros de forma natural. Me resulta más fácil trabajar con un perro que tiene ganas de participar», dice Talli.
Después de la formación, van a dar una vuelta al Volkspark. La perra parece haber cambiado por completo. Recogen palos y la dueña es invitada a jugar una y otra vez. El recurso operativo se convierte de repente en el querido mejor amigo del hombre.
«Nuestra relación es intensa. Pasamos mucho tiempo juntos, lo que genera una cercanía absoluta. Cualquier adiestrador de perros de servicio diría que ama a su perro», afirma la funcionaria, que antes de su paso por la policía trabajó en una clínica veterinaria.
Y, sin embargo, el leal compañero sigue siendo un recurso operativo. «Tengo que enviar al perro a situaciones en las que podría resultar herido. A veces no es fácil, pero forma parte del trabajo. He decidido asumirlo», comenta Talli.
Los perros de trabajo viven con sus manejadores, lo que genera un vínculo estrecho pero también exigente. Porque los peludos son también recursos operativos y, en situaciones que parecen amenazantes, pueden resultar peligrosos para los demás. Por eso cada visita de amigos, cada paseo, cada vacaciones y cada circunstancia deben analizarse.
Ese día la situación en Hamburgo se mantuvo tranquila. Bien para el dúo, ya que así no estuvieron expuestos a ningún peligro. Aunque Juno seguramente habría querido asaltar otra casa.