"La separación me quitó el suelo bajo los pies. En 2019 empecé a sentirme mal, en agosto de ese año las cosas se pusieron realmente feas", confiesa el bailarín profesional de " Let's Dance " en una entrevista con GALA.

Su depresión, que también venía acompañada de una total falta de motivación, fue una montaña rusa emocional constante entre la esperanza y el profundo autodesprecio. Algunos días simplemente cuestionaba todo.

Vinokurov admite: "A veces tenía pensamientos suicidas. Mi alma realmente dolía. No sabía cómo hacer que dejara de doler. En esos momentos, cuando las cosas estaban muy malas [...], surgían pensamientos oscuros".

Según su declaración, sin embargo, nunca hubo un peligro inminente para su vida. Intentó convencerse rápidamente de que esa no era la solución y de que debía haber otro camino. Así que el hombre de 34 años buscó ayuda profesional. Mientras tanto, ha aprendido a manejar su depresión.

Su franqueza busca darles valor a otros afectados. Anteriormente, solía sonreír y ocultar sus problemas ante la cámara, pero hoy en día no se preocupa por ser juzgado debido a su enfermedad.

Vinokurov no quiere ocultar por qué la separación de Christina lo afectó tanto. Cuando se mudó solo de Rusia a Alemania a los 14 años, encontró un hogar sustituto en la bailarina y su familia.

Los dos virtuosos del parqué fueron primero pareja profesional y luego también privada. A pesar del compromiso, siguió el final de la relación en 2017, después de doce años juntos. "De repente, todos se fueron. Me quitaron el suelo bajo los pies", recuerda la estrella de RTL.

Después de la separación, nadie más se puso en contacto con él. A pesar de que amaba a esas personas, Vinokurov subraya: "Eran como mi propia familia". Incluso esperó que él y Christina volvieran a estar juntos, pero nunca sucedió.

Durante su participación en "Let's Dance" en 2019, los síntomas psicológicos comenzaron a empeorar. Su yo de entonces lo describe Vinokurov retrospectivamente como "extremadamente caprichoso e irritable". En 2020, tiró de la cuerda de seguridad y se tomó un descanso en el formato.

Gracias a la terapia y una formación especial de coaching, ha aprendido a controlar mejor sus emociones. Lo nota también en el parqué de baile. Vinokurov se siente hoy mucho más paciente y menos estresado.