Saalbach-Hinterglemm (Austria) - Cuando Ricarda Haaser (31 años) se estrelló siendo la tercera corredora en el Super-G de los Campeonatos del Mundo de Esquí , todos los espectadores respiraron aliviados al ver cómo la heroína local volvía rápidamente a subirse a sus esquís.

Pocas horas después de la primera decisión, en la que se impuso la austriaca Stephanie Venier (31), Haaser y el equipo recibieron un diagnóstico de horror.

La atleta del Tirol sufría una rotura del ligamento cruzado y del menisco medial de la rodilla derecha. Durante un salto poco antes de la meta, la atleta de 31 años quiso inclinarse en la siguiente curva, torció los esquís y perdió el control.

Cayó y se deslizó unos metros por la pendiente, pero volvió a levantarse. Intentó esquiar sola fuera de pista hasta la zona de meta, y lo consiguió.

Sin embargo, ya se veía que se quitaba peso de la rodilla derecha repetidamente e intentaba avanzar muy despacio y en mini giros laterales. "Ella misma tiene serios temores de que le haya pasado algo más en la rodilla", declaró Herbert Mandl (63), jefe de esquí alpino de la Asociación Austriaca de Esquí, a los medios de comunicación in situ antes del examen.

Aunque Haaser pudo llegar a la zona de meta por sus propios medios, posteriormente fue trasladada al hospital en helicóptero.

Allí, una resonancia magnética reveló la gravedad de la lesión. Inmediatamente después, fue operada en el Hospital Hochrum.

No sólo para ella personalmente, sino también para todo el equipo, su cancelación supone un duro revés. Haaser tenía previsto competir en descenso, eslalon gigante y combinada por equipos en los Campeonatos del Mundo.

Ariane Rädler la sustituirá en el descenso y la combinada por equipos. En realidad, había perdido la clasificación interna para los Campeonatos del Mundo y hasta ahora no se había adaptado bien a la pista de Saalbach.

Pero ahora tendrá su oportunidad en el descenso. El equipo austriaco no designará a nadie para el eslalon gigante.