"¡Es una niña!": un padre insta a un pasajero a cambiar de asiento
EE.UU. - Un pasajero de avión tuvo hace poco un encuentro desagradable con un niño llorón y sus padres.

En un post compartido en la plataforma de redes sociales Reddit , un usuario describió el incidente, que según él ocurrió mientras disfrutaba de la vista desde la ventanilla a bordo de un vuelo.
"Después de acomodarme en mi asiento, embarcó una familia: un padre, una madre y su hija pequeña de unos seis años", relató el autor del post.
Y añadía: "El padre tenía un asiento en el pasillo, la madre se sentó en el centro y la niña debía sentarse (...) en el otro asiento del pasillo. Todo parecía ir bien hasta que la niña se dio cuenta de que no estaba sentada junto a la ventanilla".
La niña empezó inmediatamente a gritar y a quejarse. No paraba de decir que quería sentarse junto a la ventanilla mientras los padres intentaban desesperadamente calmarla.
Sin embargo, la situación no tardó en agravarse y la niña montó en cólera. En ese momento, el padre se inclinó hacia mí y me preguntó: "¿Podrías cambiar de sitio con ella? Todavía es una niña'", continúa el autor.
El pasajero no cedió y se quedó con el asiento

Pero él explicó educadamente al padre que había reservado el asiento de la ventana con antelación para disfrutar de las vistas. Sin embargo, el padre siguió insistiendo, añadiendo lo bonito que era y que no haría mucho daño a la persona.
El autor del post declaró que entendía la frustración del padre, pero no creía que la rabieta de su hija fuera una razón válida para renunciar al asiento reservado de más.
"Suspiró y siguió intentando empujar, pero yo me mantuve firme", continuaba.
Al cabo de unos diez minutos, la madre consiguió calmar a la niña con una pastilla. "Sin embargo, la tensión persistía. Durante todo el vuelo, sentí que los padres me lanzaban miradas de reproche y, cuando aterrizamos, oí a la madre murmurar algo así como: 'Hay gente que no tiene corazón'".
El autor dijo que sabía lo agotadores que pueden llegar a ser los niños, pero consideró que ceder había enseñado a la niña que podía conseguir lo que quisiera con una rabieta.